La vida comienza a los 40 - Acción de gracias

Regalo de mi amiga Marce
Hola Dios.  Me siento hoy frente a ti a orar y hablar contigo como tantas veces lo he hecho durante mi vida, desde pequeña, solo que esta vez desde una manera más pública y no en silencio como generalmente lo hago.  Esta vez, como tantas veces, quiero más que todo agradecerte, hoy es mi cumpleaños 40 y me parece que es una buena excusa para realmente tomarme el tiempo de hacerlo de manera dedicada, aunque casi a diario lo haga de manera más informal.  Quiero aprovechar esta fecha para darte las gracias por cada una de las bendiciones que me has dado en mi vida.  Siempre, podría decir que desde que nací o al menos desde que tengo uso de razón, me has hecho sentir como una hija consentida tuya.  Primero poniéndome en la familia que escogiste para mí, luego con cada uno de los hitos de mi vida, con las experiencias buenas y malas, con las oportunidades que me has brindado, con esa estrella que siento que me sigue sin importar donde esté o lo que haga.  Es ahí donde siento tu presencia y dónde sé que estás tú también acompañándome.  Hoy comprendo que todas estas bendiciones han sido dadas con un motivo, aún no sé bien cuál es, pero es el que durante estos últimos años he estado tratando de aclarar, entender y asumir.  Quiero estar totalmente abierta para recibirlo de parte tuya y sé que cuando esté totalmente lista tú me lo harás saber y me permitirás descubrirlo. No dudes en ningún momento, que cuando eso suceda, lo pondré totalmente a tu servicio pues sé qué es lo que tengo y quiero hacer.  También hoy entiendo perfectamente que a pesar de todas las bendiciones también escogiste para mí un camino de aprendizaje que debo recorrer, es el que no ha sido fácil, el que duele y el que ha costado y aún cuesta.  Pero también lo recibo con cariño y esperanza porque sé que hace parte mi historia y de lo que tengo que vivir para ser quien soy y lo que necesito llegar a ser.

Recordar y listar cada momento que agradezco no tendría fin.  Doy gracias por mis padres, por mi hermano, por mis sobrinos hermosos, por mi familia extendida, por los amigos que me has dado, por mi educación, por mis viajes, por mis maestros, por las personas que he querido, por las personas que aunque con dolor me han enseñado, por las experiencias negativas que me han permitido aprender.


Gracias por enseñarme a ver la magia de la vida.  Por favor continua conmigo en el camino que aún me falta recorrer.  Acompáñame especialmente en los momentos difíciles para mí y cuándo siento desfallecer que es cuándo solo tu fuerza me ayuda a seguir y sonríeme como lo haces cuándo al contrario me das alegría y me muestras sutilmente que estás ahí sonriendo conmigo.  Dios, solo contigo podré llegar hasta el final.  ¡Gracias por acompañarme siempre!