Las cosas pasan como tienen que pasar


Las cosas pasan como tienen que pasar, dicen por ahí. ¿Se acuerdan de este mensajito? Fue 5,5 años atrás. Pues bien, hoy regresé a la Reina Sofía y justo por el mismo motivo, aunque ese día había auto declarado que no volvería jamás a pasar.


Y pasa justo 2 días después de la impresionante muerte por un accidente en bici de una chica relativamente cercana (corría en el equipo de este año de HITIT.fit, mi ex-equipo de running). Accidente que ha impresionado a muchas personas por muchos motivos, incluyéndome: por la cercanía de la persona, por el lugar donde sucedió, al lado de mi casa, lugar muy concurrido por los bici usuarios, por cómo sucedió, un bache la hizo caer a la vía y pasaba un bus que la atropelló. Hoy mi accidente lejos de ser tan grave, incluso de mi primer accidente. Solo tengo un dolor muy fuerte en mi rodilla derecha al parecer ocasionado por el golpe e inmovilización por 4 días lo que me hace sentir demasiado aburrida. Parar mis actividades es algo que me cuesta demasiado. Y como la vida es así, esta mañana cuando bajé por mi bici, se me quedó algo y justo ahí pensé: "me devuelvo o no, la decisión que tome en este momento cambiará el resto de mi día, devolvámonos". Cuando al medio día volví a tomar mi bici mientras montaba pensaba justamente: "Bueno la decisión de esta mañana al parecer fue buena porque hasta ahora nada ha pasado, seguramente previno algo que podría pasar". Segundos después, un carro estacionado abrió su puerta cuando yo pasaba por ahí, me estrellé con la puerta y el golpe me tiró a la calle con bici y con todo. La suerte es así y desde ese momento ha sido imposible no pensar que esa fue mi suerte del día de hoy. La suerte me hizo pasar justo en el instante en que el chico abría esa puerta, pero así mismo la suerte hizo que en ese instante ningún carro pasara por esa avenida. Yo quedé totalmente tirada en un carril de una avenida, unos segundos después sí venía un taxi. Segundos que me permitieron pararme y no quedar allí expuesta. Esa fue mi suerte del día de hoy, esa fue la suerte que la chica del accidente de hace 2 días no tuvo. Esa es la gran diferencia entre su historia y la mía. Simplemente las cosas pasan como tienen que pasar. Un segundo hace toda la diferencia.




Fallecimiento Profesor Alberto Schotborgh

Hoy de casualidad, mientras hacía el conteo de los votos en Uniandinos, me enteré de la muerte de Alberto Schotborgh. ¡Quedé sorprendida y con el corazón arrugado! De todas formas, no puedo evitar reconocer que él hace parte decisiva e importante de mi vida universitaria y por qué no de mi vida.
A él le debo haber podido entrar a estudiar en la Universidad de los Andes, universidad que por esos años no permitía entrar a personas que se hubieran graduado hacía más de 2 años del colegio. Yo tenía 2,5 años y era muy doloroso para mí que no se me permitiera la entrada cuando el único motivo por el que yo no había entrado apenas me gradué es porque a mi papá lo habían trasladado a vivir a Suecia. ¡Hubiera valido más haber sido una mala estudiante y haber repetido 2 años! Al menos así me hubieran aceptado el formulario de inscripción.
"No hay nada que podamos hacer" me dijo la persona de la ventanilla, ud. no cumple los requisitos de la Universidad y por ende no podemos recibirle la inscripción. Ante mi insistencia la persona me indicó´que lo único que tal vez podía hacer era hablar directamente con el decano de Admisiones, el profesor Schotborg. Tuve una cita con él, le llevé todos los papeles, le expliqué mi situación de haber estado viviendo 2 años por fuera del país, mis notas de colegio, lo que había hecho en Suecia, y al final de mi exposición lo único que me dijo fue: "Ud. se graduó del colegio en 1990 y la universidad acepta solo a personas que se hayan graduado del 91 en adelante, no vamos a hacer ninguna excepción y menos por usted". Bastante decepcionada y bastante triste cogí mis papeles, me paré y cuando estaba a punto de abrir la puerta, algo me hizo tomar un valor inusual -tal vez sabiendo que era mi última oportunidad- y le dije: "Al menos deme el gusto de que vio más de mí que no solo mi año de graduación". "Yo puedo ver lo que sea pero ya le dije que usted no cumple los requisitos y no vamos a hacer ninguna excepción" y me hizo ademán de que le pasara los papeles. Los vio por un rato, varias veces, pasaba las hojas para un lado y para el otro, se quedó pensando y me dijo "Ok... traigame traducido lo que usted hizo en Suecia para el lunes -era viernes- y yo le doy autorización".
Y así fue como fui aceptada en la Universidad... Años después el destino me llevó a ser su alumna de Cálculo vectorial. Quienes son de la Universidad saben qué él era de los profesores más difíciles y pocos pasaban sus clases. Yo la pase, ¡se la dejé en 5.0! Si se acordaba de quien era yo o no, ni idea. Pero para mí, fue uno de mis orgullos más grandes en la Universidad. Sentía que era mi forma de decirle que no olvidaba nunca sus palabras de que no haría ninguna excepción y menos por mí.
Así que esa es mi historia con él y por esto me conmueve mucho su fallecimiento. Profesor Alberto Schotborg: ¡Descanse en paz! ¡Gracias de todas formas por haberme dado la oportunidad y por haberme permitido demostrarle que no fue un error!

Reflexiones Políticas

¿Les cuento mi historia de ayer? Intento no meterme en -política y creo -o al menos es mi propósito- que respeto los diferentes puntos de vista. Cada cual ha llegado a tener ese punto de vista desde su realidad.
Dentro de mis amigos, conocidos, seguidores, hay de todas las vertientes, colores, clases sociales, religiones, incluso nacionalidades y por supuesto ideas políticas.
Me siento más que orgullosa de saber que es así, amo la diferencia y creo firmemente en el poder de construcción que tiene la misma. Cada punto de vista distinto al mío es más lo que me aporta que lo que me amenaza. Este es claro mi pensamiento. No es mejor ni peor que otro, es el mío.
Obvio que a veces hay pensamientos e ideas que me chocan, ideas que van en contra de mi principios y valores. No me gustan, por ejemplo, las ideas, personas, vertientes radicales. Las encuentro demasiado, demasiado peligrosas.
Pero no por esto he bloqueado, ni eliminado, ni criticado -creo- y muchísimo menos irrespetado a nadie conocido / no conocido.
Dada la experiencia que viví ayer, en este momento sí me atreveré a dar una opinión. Opinión que seguramente para muchos será una crítica e irá en contra de todo lo que expresé en los párrafos anteriores. Yo espero que sea más bien una reflexión, constructiva claro.
Amigos radicales: no se centren en publicar y publicar mensajes en contra del otro. No hay nadie que me meta más en la cabeza a Petro que los uribistas. No hay nadie que me meta más en la cabeza a Uribe, que los petristas. Es imposible que el único poder de convencimiento, el único argumento, lo único que yo pueda decir a mi favor es a través de la crítica del otro. Si quieren conocer el efecto que tienen es el contrario. El efecto que logran es que no se crea en ustedes, cualquiera que sea su vertiente. Y no solo eso, sino que tal vez lo que ustedes menos quieren: que los dos extremos se vean exactamente igual. Ustedes se convierten en lo que odian. Así se ve desde un punto de vista menos radical.
El viernes un ex-compañero de trabajo publicó un meme burlándose de los petristas. Decía algo como: "Pobres petristas, Uribe no los deja vivir, solo saben poner publicaciones de odio a Uribe, todo lo que pueden hablar es de Uribe."..... Lo más paradójico es que yo había pensado algo similar de él que todo su muro de Fb eran publicaciones en contra de Petro. Me atreví a hacer un comentario al aire sobre su publicación. Le escribí: "Igual les pasa a los uribistas con Petro, te lo dice una persona con visión neutral". Oh sorpresa, ayer me di cuenta que mi ex-compañero me bloqueó totalmente de Facebook. Me sorprendió demasiado. ¿Tanto odio de verdad hay por acá? ¿Primer comentario que hago de ese estilo y esta es la respuesta? Me parece increíble que esta sea la manera de actuar ante alguien que piensa distinto a mí.
Tal vez por esto perdí el miedo y me atrevo a hacer este comentario de manera pública. Me preocupa de verdad que seamos tan radicales, me preocupa de verdad que solo escuchemos una voz, me preocupa que seamos tan cerrados que no podamos escuchar al otro. Y sí, sé que yo tampoco soy dueña de la verdad y por esto debo respetar a quienes incluso son así de radicales. Pero para lo que pueda servir y solo se los dejo a manera de reflexión a mi amigos extremistas: ustedes son más parecidos de lo que creen, ustedes son lo que dicen odiar. Solo reflexionen si eso es lo que quieren ser.